sábado, 7 de diciembre de 2013

Con una boca es suficiente



«Mientras más bocas se tengan, la tristeza golpea con mayor fuerza.»


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Inspirado en un tuit de @SandraBdh


domingo, 1 de diciembre de 2013

Doble ve


—¿Has visto a la chica que estaba allí hace un rato?
—Sí.
—Era hermosa. Jamás había visto a una mujer tan bella.
—Estoy de acuerdo contigo.
—¿La conoces?
—Se llama Wendy. Pero no le va, hubiera preferido que llevara otro nombre.
—¿Entonces la conoces?
—No.
—¿Qué diablos? ¿Por qué dices que se llama Wendy?
—No sé. Estoy seguro de que así es.
—Pero si tú no... Ah, como sea, quiero verla una vez más.
—Yo también, pero solo eso, verla. Parece ser el tipo de personas con las que deseas no convivir jamás para no estropearlo. Al final uno termina decepcionándose en la mayoría de los casos. Es mejor mantener la distancia, quedarse en casa a hacer dibujillos en una libreta que al final terminará en la basura y serán árboles que han dado su vida en vano. La tragedia se encuentra impresa en cada acción que uno realiza aunque a veces ni nos demos cuenta.


domingo, 17 de noviembre de 2013

Desdibujado


Soy de aquellos dibujantes que dejaron de ser dibujantes. No sé en qué momento de mi vida ocurrió, simplemente dejé que sucediera, no luché por conservar ese talento que me pertenecía y era tan mío como los diez dedos que llevo en los pies. Un día dibujaba a mares y al siguiente no volví a colocar la mirada en una hoja blanca. Antes el vacío cálido y claro de una hoja de papel en blanco me atraía y ahora me causa pavor. Ya no suelo tomar los lápices como antes, dejé de usarlos para trazar garabatos amorfos y empecé a usarlos para escribir números a montones. Tanto grafito desperdiciado, qué tristeza, una tragedia colosal. Debería comenzar de nuevo, volver a dibujar, ya he olvidado lo qué sentía al hacerlo, una parte de mí murió sin que yo hiciera algo al respecto.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Un viejo post...

Sombreros para sombreros
Es hora de comenzar a correr desesperádamente, parece que el sujeto del puesto de frutas ha decidido venir tras de mí. Al parecer se ha enfurecido porque suelo tomar de vez en cuando una pequeña e insignificante uva de su tienda. No era un gran daño, solo era una uva, además, ni siquiera eran hurtos consecutivos, solía hacerlo un mes sí y otro no. Jamás he escuchado de alguien que se haya ido a la quiebra por falta de una uva. No quiero imaginarme lo que me hará si logra atraparme. Tal vez logre perderlo si voy por el río, he escuchado que a los lugareños les da temor el agua, nadie sabe nadar en el pueblo. Estoy cerca, a los lejos se puede ver una balsa, o lo que queda de ella, pues sus condiciones son deplorables. Pero es la única salida, será mejor apresurarse. Al subir a la balsa me topé con un objeto inusual; con un sombrero de pinta singular. Parecía el sombrero de un mago, pero no de uno cualquiera, sino de un mago distinguido, y es que es fácil notar la calidad de sombreros que usan los buenos magos, cualquiera lo sabe. Podía vender el sombrero y hacerme de una buena cantidad de billetes, o quizá podría convertirme en mago, uno importante. el mejor de todos, capaz de sacar cien elefantes de un solo sombrero o de convertir un río en mar. Me conocerían con algún nombre extravagante probablemente de procedencia oriental. Viajaría por todo el mundo instruyendo a los demás magos y presumiendo de mis magníficas habilidades, enseñando trucos innovadores. Sería reconocido a lo largo de la historia como el mago más grande de todos los tiempos. Con las riquezas  que obtendría iniciaría un exitoso negocio de sombreros, los mejores y  más elegantes; sombreros para todo tipo de seres: para mimos, jirafas, dragones, dinosaurios, ancianos, aves. zorros, perros. Todos el mundo estaría incluido. Se harían sombreros con celdas solares, sombreros voladores, sombreros con propulsión a chorro. En la compra de un sombrero se regalaría un artículo de colección, un sombrero para sombreros, objeto único en su especie. Heredaría el negocio a mis hijos, quienes más tarde harían de él una empresa que fabricaría zapatos y eso los llevaría a la quiebra. ¿Quién en su sano juicio espera obtener ganancias de la venta de zapatos? El uso de zapatos es carente de importancia. Bien se puede andar descalzo, o con usar sandalias basta. Los sombreros en cambio, son especiales y distinguidos, dan un toque especial a quien los porta. Pueden evitar que alguien te robe las ideas y que el sol te cocine el cerebro, cosa de vital importancia. Incluso son efectivos para prevenirse de las palomas. Aunque tengo demasiada hambre, mejor venderé el sombrero y comparé un racimo de uvas con lo que obtenga. Ya puedo imaginarlo.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Nací en el onceavo piso


Nací en el onceavo piso del edificio más viejo de la ciudad, cuando veintisiete de las treinta puertas habían sido derribadas. Mientras una multitud de ladrones intentaba irrumpir en la habitación en busca de un bolígrafo, yo veía por la ventana como las flores nacían en la noche desértica. Crecí junto a sujetos que no daban los buenos días y conocí a personas que gustaban de coleccionar relojes.

A nadie le interesa...

Ha llegado la hora responder esa pregunta que los ha tenido sin dormir durante más de un año, si es que estoy bien el cálculos. Al fin les voy a despejar su duda, mis queridos lectores (no sé cuáles, además de los alemanes que llegan aquí accidentalmente). Me disculpo por hacer caso omiso durante tanto tiempo a sus insistentes cuestionamientos (ninguno), voy a revelarles la verdad acerca del nombre de mi blog. Pues verán, mi blog se llama Volega porque... vaya, qué tragedia, ahora que lo pienso es bastante triste, mi blog obtuvo su nombre de un captcha. Sí, un día descargaba música y me tope con una de esas cosas infernales que ponen en duda la humanidad de uno, y encontré esa palabra, y es que por aquellos días yo buscaba un nombre para mi blog. Decidí nombrarlo así. Alguna vez dije que los captchas son cajas de cereal en donde el premio es un username, pero en este caso fue el nombre de mi blog. Aquí acaba el misterio, ahora pueden regresar a sus quehaceres e ir a dormir tranquilamente en sus cómodas camas. Beban un vaso de leche, abracen a su madre y arrojen el televisor por la ventana, y si no tienen ventana entonces déjenlo donde está hasta que consigan una ventana, pues no hay mejor manera para deshacerse de un televisor que arrojarle desde una ventana. No lo regalen ni nada de eso, mejor hagan una ventana.

jueves, 17 de octubre de 2013

Otra vez uva


A muchos les podrá agradar el olor a uva, pero a mí no. ¿Y a qué viene esto? Las últimas semanas me ha tocado compartir asiento con mujeres que huelen a uva y ha sido una verdadera tortura (vaya suerte la mía, tres en una misma semana), incluso me pasó por la mente la idea de cambiar de asiento pero concluí que era demasiado drástica. Bastaba con abrir un poco la ventanilla y soportar no más de una hora. Si uno se decide a soportar el sufrimiento tarde o temprano se acostumbra, cosa que no es buena para la salud ni para el espíritu. Hace algunos días hasta se dio la combinación de una chica que olía a uva y vestía de morado. Por dentro yo no sabía si reír, llorar o ambas cosas. Y vamos que olía, era el olor más penetrante de todo el universo. Podría jurar que además del perfume, usaba un champú que también olía a uva. Me estaba destrozando el olfato y hasta alguna lágrima escurrió por mi mejilla izquierda. Estuve tentado a preguntarle a qué se debía su terrible elección de fragancias. Había pensado en decirle que si se trataba de combinaciones, un amarillo-vainilla era una elección más acertada, al menos para mí, aunque quizá estoy más equivocado que ella a la hora de elegir perfumes.

El autobús de los destinos inciertos


Ahora que voy de madrugada a la escuela tomo un autobús diferente del que normalmente tomaba, este es reducido, muy incómodo y se encuentra en unas condiciones bastante cuestionables. Pareciera que en cualquier momento va a estallar o desviarse y terminar en el fondo de un barranco. En esa pequeña jaula de lámina y cristal ocurre algo extraño, al principio no le había prestado atención, pero con el transcurrir de los días me percaté de ello. Todo el mundo sube, paga y no dice su destino. No es que yo haya viajado por muchos lugares y tomado nota, pero hasta donde sé, cuando uno aborda el transporte público y este no cuenta con sujetos que se dediquen a pasar por los asientos a cobrar, entonces uno sube, le paga al señor conductor y le haces saber tu destino, y no porque a este le interese a dónde diablos nos dirigimos, sino porque así sabe cuánto debe cobrarnos. Pero aquí no, aquí todos suben y solamente pagan, un comportamiento que me resulto bastante extraño. Este misterioso hombre que conduce parece conocer hacia donde se dirigen todos y cada uno de los pasajeros que abordan el autobús, y uno pensaría que se da cuenta al ver cuánto le han pagado, pero esto sería bastante fastidioso, mira que encima de cobrar ahora andar adivinando, pero este sujeto ni siquiera presta atención al monto que le han pagado, uno podría darle un peso y no se inmutaría en lo más mínimo, estoy seguro. Yo soy el único que dice su destino, pero he estado considerando la posibilidad de omitirlo, no sé, pareciera que no es necesario. Además siempre soy el primero en bajarme, nadie lo hace antes, tal vez estas personas no van a ninguna parte, tal vez por eso el silencio, tal vez por eso omiten el destino, porque no existe, por que nadie busca llegar a un sitio. Debería quedarme hasta el final de la ruta y averiguar qué está sucediendo, pero a la vez quiero dejarlo así como está, que continúe el misterio para mí.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Que siempre no...

Había pensado en dejar mi blog, ya no publicar más, pero he desistido. Malas noticias para la internet: seguiré contribuyendo con más basura. Debo reconocer que no siento tanta culpa, pues realmente a este blog no lo lee nadie. Ahora es el momento adecuado para escribir en un blog, ya que están a punto de la extinción y han quedado en el olvido. Y es que no me termino familiarizando con la idea de escribir en algún otro lugar sobre la odisea que es viajar en autobús o sobre personas que huelen a uva. Por cierto, esa entrada está pendiente. ¿A quién diablos se le ocurre usar tal "fragancia"?

domingo, 29 de septiembre de 2013

Ella, la niña


Eres un ser inolvidable. En el transcurso de la vida uno conoce una buena cantidad de personas de las cuales muy pocas pasan a ser realmente importantes en nuestra historia, algunas incluso llegan a  estorbar y otras solo pasan pisoteando y dejando manchas en el mantel, en el suelo, en la pared, en los muebles de nuestro espíritu, porque el espíritu es como una casa. Pero tú no, tú causas un sentimiento de tranquilidad, de felicidad, de añoranza, cualquiera que te conozca seguramente llegará a quererte después de intercambiar una mínima cantidad de palabras contigo. Eres esa visita que quieres que se quede más tiempo; que se quede un mes, un año, un siglo. Tienes alma de helecho, vas ahí por la vida liberando esporas que viajan libres en el viento, dejando marca en las personas que conoces; esa espora que crecerá en un bonito helecho, ahí, justo al lado del corazón: una huella inolvidable. No eres de aquellas personas inolvidables  a la mala, esas que hacen algo por lo que las aborreces toda la vida, no, tú eres aquellos sentimientos que uno quiere que nunca pasen, que se queden ahí para siempre. Nunca te olvidaré, has dejado tu espora en mí, y a pesar de que dejemos de tener contacto, a pesar de que la situación se torne caótica, a pesar de la distancia, siempre nos quedará el mar, ese punto de reunión de todos aquellos que huyen más allá de los arbustos de la carretera; más allá de las ventanas; más allá de la pequeña montaña del vecindario. Ahí donde aquellos que buscaban el horizonte han desistido para quedarse a vivir en la playa.

viernes, 27 de septiembre de 2013

martes, 24 de septiembre de 2013

Deberías dormir



Deberías ir a dormir, no sé qué haces despierto a esta hora, es tarde y mañana tienes que ir a la escuela, recuerda que ahora vas de mañana. No es muy sano que solo duermas escasas cuatro horas, esto tiene que pasarte factura de alguna forma poco agradable. Estás llevando tu resistencia al límite, dices que no tienes sueño pero todo el día tus ojos luchan por cerrarse, la cama te llama e intenta seducirte para que te recuestes en ella, Morfeo quiere ser tu amigo. Las lágrimas brotan, tu alma grita desesperada, tu espíritu corre en círculos, estás a punto del colapso, pero prefieres seguir despierto. ¿Por qué lo haces? No imagino a dónde pretendes llegar con esta locura. Duérmete pedazo de imbécil, que el día en que quieras tomar una buena siesta no habrá tiempo ni de coger una almohada.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Al diablo con el vecino (2)



Antes de comenzar esta entrada, que tiene la única finalidad de quejarme de mi vecino, lea esta otra por si no se enteró: Al diablo con el vecino.

Después de lo que sucedió en aquella ocasión, las cosas habían marchado con tranquilidad, parecía que la fiebre por Led Zeppelin había desaparecido de la mente de aquel ser extraño, y ahora yo podría volver a escucharlos cómodamente, la opinión de dicho sujeto me importaba poco o nada. Pero vamos, la situación no pudo haber mejorado así, de la nada, sin motivos, las cosas no se podían solucionar así tan fácil, no, la tranquilidad no me sería devuelta tan fácil, todo era una simple ilusión, una que tenía ganas de quedarse y que al final se terminó yendo al demonio. Hace un par de semanas, mientras lavaba un vaso, escuché a lo lejos a Pink Floyd, ¡no puede ser! ¿Ahora escucha Pink Floyd? ¿Cómo ha ocurrido eso? ¿Acaso está intentando molestarme? No me molesta que otras personas escuchen la misma música que yo, incluso me emociona encontrar a otros que gusten de las cosas que me agradan. Pero este sujeto no, ¿cómo es posible?, si antes escuchaba  alguna especie de metal o cosa parecida. No lo merece, no puede estar escuchando a Pink Floyd. Ya sé cómo es que ha ocurrido tan incómoda coincidencia. A este sujeto se le dio por aprender a tocar guitarra, y seguramente  estuvo empapándose de "conocimientos musicales" y buscó algún top de "mejores solos de guitarra", imagino que por eso es que ahora le ha nacido el gusto por Stairway to Heaven o Comfortably Numb, maldito subnormal. Seguramente jamás puso atención cuando yo escuchaba Animals o Dark side. Si ahora se me da la gana escucharlos probablemente crea que yo lo estoy imitando, que me he copiado, que soy un idiota que no tiene gustos propios. Este sujeto ha aniquilado mis ganas de escuchar música a alto volumen, ahora solo me queda esconderme en los audífonos, y probablemente siga así, no quiero que ahora coja el gusto por alguna otra banda que a mí me agrada, no quiero que un día de estos esté escuchando a The Smiths. Tus fechorías han llegado a su fin, desagradable vecino.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Estoy considerando el retiro


Otro año sin hacer nada provechoso. No he realizado nada de lo que me sienta orgulloso. Me la he pasado jugando videojuegos y he conocido a sujetos con los que jamás me hubiera relacionado, y que resultaron ser grandes personas. Adquirí grandes habilidades con la práctica. Mis amigos los españoles son tremendamente buenos jugando, ¡joder tío, son la ostia! Nadie nos gana una. Ahora entiendo por qué mi madre jamás accedió a comprarme una consola de videojuegos cuando niño, probablemente nunca habría terminado la escuela. Ahora mismo estaría vagando por las calles pidiendo limosna o fumando un cigarrillo en las calles de alguna ciudad peligrosa. Creo que ya he desquitado todas aquellas ganas reprimidas de tener una consola, pronto dejaré este vicio, pero mientras se desvanece la euforia, seguiré aprovechando el momento, pues mis vicios son pasajeros. Nunca me he quedado enganchado a algo más de un año. No hay que aferrarse, o sí, yo qué sé.


domingo, 4 de agosto de 2013

No compre tomates podridos

"Nos os dejéis engañar, no todos los gusanos son mariposas" sonaba hoy por la mañana en mi cabeza, luego de dormir profundamente durante la fresca noche. No sé a qué diablos se refiere, da igual. Hice mi cama, desayuné, y no pensé más en eso.

Cada que las vacaciones están por terminarse sufro en demasía, aunque me va bien en la escuela y hago mis tareas y demás labores escolares, no me gusta ir; es un lugar horrendo desde que tengo memoria. Esas sillas que intentan ser mesas son demasiado pretenciosas e incómodas.

Segunda vez en mi vida que decido cortarme el cabello por iniciativa propia, a pesar de mi negativa de asistir a una peluquería o establecimiento que se le asemeje, sitios en donde se respira un aire de muerte, bueno, tal vez no es para tanto. La razón por la que he tomado esta decisión es porque realmente el cabello largo comienza a molestarme, algo que jamás imaginé, pero así es la vida, una bromista pesada.

Y ahí estaba yo, en la cama, mirando al cielo nocturno, pensando si le irá bien. A unos cuantos mundos de distancia está ella, pensando si tendré el cabello largo y la barba con canas abundantes. Ni la noche ni la distancia son el problema, es la coincidencia.

A crack on the head
Is what you get for not asking
And a crack on the head
Is what you get for asking



miércoles, 17 de julio de 2013

Ninguna lágrima es eterna


No hay lágrima que dure para siempre. Ninguna lágrima es eterna, todas terminan por perecer, algunas de formas más escandalosas que otras, pero al final, ni una sobrevive. La esperanza de vida de esas pequeñas gotas de sal y sentimiento no es muy buena que digamos. Algunas se deslizan por las mejillas y terminan por deshidratarse antes de llegar al suelo, y las que logran llegar no sobreviven a la fatal caída, y hay algunas más desafortunadas, sí, aquellas que mueren en un pañuelo o un pedazo de papel, según sea el caso. He visto a la lágrima más poderosa sucumbir ante los rayos del sol. Algún día el sol nos pegará tan fuerte que nos vamos a evaporar. No hay lágrima que sea eterna, no hay espíritu inquebrantable

martes, 4 de junio de 2013

Tienes alma de helecho


Siempre que viajo en autobús me acuerdo de ti. Me invade una sensación de añoranza; ganas de saltar por la ventanilla, cruzar a través de los arbustos y saber que siempre encontraré el mar; porque uno siempre va a encontrar el mar, aunque algunas veces tendrá que caminar más que otras.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Anda a dormir

Anda a dormir. Nadie está despierto en estos días. Todos descansan en sus camas, cubiertos con suaves sábanas de algodón. El mundo gira un poco lento y todos sueñan; algunos navegan barcos y otros cuentan billetes. Los sueños son distintos y nadie está de acuerdo. No hay que preocuparse por el tiempo, sino por el reloj.

domingo, 21 de abril de 2013

Otra vez los brazos

Nuevamente me duelen los brazos. Quizás por nadar demasiado o alguna razón ajena a la natación. Lo que sea, al final, no evitará que me sigan doliendo. Es un dolor molesto que no deja estar tranquilo; uno cae en la desesperación por no saber que hacer para remediarlo. Los malos días abundan y se multiplican como plaga. Al principio se cuelan por la casa en alguna bolsa de frituras y cuando uno menos lo espera se han convertido en un problema de proporciones mastodónticas. Ni siquiera el mejor aniquilador de plagas puede con ellos. La naturaleza misma los ha expulsado del reino animal por tal aberración que representan. Y el dolor de brazos seguirá ahí, calándome durante un buen tiempo; al menos hasta que despierte. El dormir soluciona el dolor de muchas formas.

domingo, 14 de abril de 2013

Rinoceronte


Adonde sea que uno vaya encontrará polvo. Y no sé qué tenga qué ver eso. Quise iniciar la entrada así por que no tenía idea de como comenzar y porque, efectivamente, adonde sea que uno vaya encontrará polvo, o al menos en la mayoría de sitios. Además, uno siempre se dirige adonde sea. Estamos siempre moviéndonos a algún lugar, pues de lo contrario sufriríamos el síndrome del árbol, inventado por mí en este instante, y no lo explicaré por que es obvio, al menos para mí. 

No sé muy bien qué estoy haciendo, y eso me preocupa un poco durante las noches. Dedico cierta cantidad de minutos a indagar sobre el tema, aunque siempre termino desviándome y dejándolo para luego; como siempre, aplazando las cosas que a simple vista parecen importantes.

Los vecinos tenían un gato al que llamaban Fufú (pobre gato, no tenía la culpa). Al parecer lo querían mucho y eran responsables. Solo habían fallado a la hora de nombrarlo. Yo acostumbraba darle un poco de atún cuando se acercaba por el patio de la casa. 

Espiga era una paloma que se alimentaba de las migas de pan que los nobles visitantes del parque acostumbraban arrojar al suelo. Uno puede suponer cuál fue el desenlace de su historia cuando el parque fue clausurado.

En nuestro interior existe un pequeño cordel que sostiene un fósforo sobre un río de combustible. A veces el cordel es de algodón y otras de acero.

Miren al majestuoso dinosaurio, que cansado de la grandilocuencia ha decidido transformarse en la calma del ave.

El gato no se llamaba Fufú. Los vecinos no tenían gato. La existencia de unos vecinos es falsa.


viernes, 8 de marzo de 2013

En el mismo asiento


Una mujer hermosa aborda el autobús. Se dispone a contemplar el espectáculo que suponen las calles y su misticismo. Pasan algunos minutos. Ahora sube una mujer de belleza singular, mira hacia todos lados en busca de un asiento vacío y decide sentarse junto a la mujer hermosa. Una mujer hermosa comparte el asiento del autobús con una mujer bellísima. Un evento inédito. El vehículo comienza a tambalearse y el cielo se nubla un poco. Después de algunos instantes el autobús empieza a desintegrarse y esparcirse, como arena en el viento; algunos pasajeros salen disparados por la ventanilla y otros cuantos quedan congelados. Incluso a algunos les explotan los oídos. El transporte está hecho polvo. Las féminas se saludan con un hola domesticado y el mundo se despedaza, como si estuviese dentro de una licuadora universal.

viernes, 1 de marzo de 2013

Me duelen los brazos

Me duelen los brazos; me duelen, y no puedo hacer nada. Siento un dolor intenso, que se vuelve más y más agudo con el transcurrir de las horas. El clima es frío y hace que me duelan más los brazos. Realmente me duelen. Cargar con millones y millones de microbios algún día me tenía que pasar factura. Uno no puede andar por la vida recogiendo microbios del aire y terminar riendo; cuando menos de un catarro no te salvas. Pero yo no tengo un catarro, ojalá así fuera, pero no, a mí lo que me pasa es que me duelen los brazos, y mucho. Tejeré un suéter para que se me quite el dolor de brazos, aunque primero aprenderé a tejer y luego, luego haré el suéter. Estos brazos me están matando.

martes, 26 de febrero de 2013

Problema con las baterías

El reloj insiste en seguir girando sus manecillas. Lo he mirado fijamente para ver cómo reaccionaba, pero eso no hizo que cambiara su actuar, al contrario, pareciera que aumentó la velocidad. Pensé que era un problema con las baterías: demasiado cargadas quizá. Después de retirarle las pilas y esconderlas muy bien, el reloj seguía girando; alguna fuerza desconocida lo hacía girar con decisión. Nadie ni nada podía detenerlo. El giro de las manecillas era inevitable, y mientras yo buscaba la manera de pararle, el tiempo seguía su curso, sin perdonar, sin tocarse el corazón. El reloj es una máquina que se alimenta de almas y las transforma en tiempo. Cuando muera me llevaré ese reloj a la tumba, no vaya a ser que alguien más se lleve toda la vida intentando pararle en lugar de hacer otras cosas como, no sé, como ir a pescar o hacerse un sándwich.

jueves, 7 de febrero de 2013

No sé


No sé cómo se llama. La veo seguido. No sé si habla, pero estoy casi seguro de que sí, pues alguna vez le vi charlando con un sujeto sobre algo de poca importancia. No sé si come o solo bebe agua. Intuyo que los viajes en autobús no son lo suyo. He tenido la oportunidad de compartir asiento, pero guardo la distancia, prefiero no molestar. No sé dónde vive. Me cae bien. Ni siquiera la conozco. Espero nunca conocerla más allá de las vistas esporádicas. Me ocurre que mientras más conozco a las personas cercanas, menos las aprecio. Con las buenas personas no ocurre lo mismo; cuando uno conoce a un ser escaso como esos, mientras más se les conoce más se les quiere. No sé si le gustan las bicicletas o prefiere los automóviles. No quiero saber sus gustos musicales o su pasatiempo favorito; si le gustan los gatos o los perros; si ama la sopa o la detesta; si se ducha seguido o lo hace una vez al mes. No sé si me atrae la duda o la certeza. No sé si observa la vitrina o está dentro de ella; solo sé que me cae muy bien y ni siquiera la conozco. Sé que me agrada. No es amor ni nada de eso. No sé cómo se llama, aunque su nombre es lo menos importante.

Humor gris

El humor negro es fácil y barato. Cualquier gamberro con la capacidad de respirar por sí mismo puede hacer un chiste de esos, e inmediatamente los cretinos saldrán de las cloacas a celebrar la «hazaña».

sábado, 2 de febrero de 2013

Esto debía ir al inicio


Este blog es inofensivo; no pretende nada más allá de llenar internet de más basura, la cual abunda en cantidades descomunales por estos lados de la red. Por favor, no lo tome demasiado enserio si usted es un desafortunado cibernauta que ha venido a parar accidentalmente a este pobre sitio por razones inverosímiles que no le voy a cuestionar. Y bueno, ya que está aquí y se ha contaminado de este pequeño espacio, por qué no se da a la tarea de leer un poco más (de basura). Por su comprensión, gracias.

miércoles, 30 de enero de 2013

El ataque de los gatos mutantes


Vivo en un pequeño pueblito ubicado detrás de una gran montaña que dificulta la salida y entrada de personas, en donde el aire es cálido en verano y cálido en invierno. Es definitivamente un pueblo de perros. Donde sea que uno ponga la mirada habrá un perro. Ver un gato como mascota oficial de una familia es algo inconcebible por estos lares. En los 300 años de existencia del pueblo (me he inventado la edad del pueblo porque no tengo idea de la fecha de su fundación) nadie ha tenido un gato como mascota oficial. En dado caso que se hayan aventurado a tener un gato, ha sido en un segundo puesto, por si llegara a morir el perro; así tendrían con que consolar a los miembros pequeños de la familia. Aunque frecuentemente se opta por un loro o una iguana antes que un gato, incluso he visto quienes prefieren los lagartos. Pocas personas tienen la fortuna de ver un gato en vivo. Aquellos que han logrado ver a uno son los que han viajado a la ciudad (una odisea) o poseen aquel místico artefacto al que llaman televisor o caja idiota. La primera vez que vi un gato fue una experiencia única, un momento de fortuna. Al principio me pareció un ser extraño y nada agradable: era plano como una hoja de papel; tenía ojos saltones y despedía un olor fétido; permanecía quieto como una roca;  le recorrían el cuerpo unos surcos, como los canales de los neumáticos de un automóvil. Un animal bastante raro. Desde aquella vez han pasado ya diez años y la atracción hacia los gatos por parte de los habitantes no ha mejorado en nada. Pero yo he visto gatos, los he visto rondar por las orillas de la casa, pero estos no son gatos normales; son grandes y ágiles. No como aquel gato que yo conocía. Estos son del tamaño de una ardilla bien alimentada con las mejores almendras del pueblo (quiero decir que son gatos realmente grandes). Seguramente han ingerido productos químicos. Han estado visitando el patio y hurgan entre la basura en busca de sobras. Cada vez veo más y más gatos. Jamás pensé que observaría tantos. He estado temiendo lo peor; quizá estos gatos han venido a vengarse por la aversión que los lugareños sienten hacia ellos, quizá estos gatos no son gatos y son otra clase de siniestros animales, quizá son gatos huraños y salvajes. Son agresivos, he observado su comportamiento malévolo; comen pequeñas palomas y avecillas que rondaban tranquilamente por el pasto. Puedo augurar que pronto comenzará un suceso que debimos prevenir, pronto llegará el ataque de los gatos mutantes.

martes, 29 de enero de 2013

Las personas que sigo en twitter

Las personas que sigo en twitter (grupo reducido a un par decenas o más) me caen muy bien. Pocas veces doy unfollow. Cuando sigo a alguien, la mayoría de las veces, me comprometo a seguirle hasta que cierre su cuenta o fallezca. Me abstengo de hacerles reply a sus tuits, pues podría propiciar que me bloqueen o que me tomen como un loco; y eso sería una tragedia, pues realmente me caen bien. 

sábado, 12 de enero de 2013

Al diablo con el vecino



Los momentos más desagradables ocurren cuando uno menos los espera. He estado solo en casa y era mi oportunidad para escuchar a Led Zeppelin a un volumen considerablemente más alto que en unas pequeñas bocinitas que tengo en el cuarto, las cuales uso poco. No acostumbro escuchar música si no es por auriculares; siempre estoy con el pendiente de no perturbar al prójimo. Estoy consciente de que mis gustos musicales pueden no ser del agrado de los demás bípedos con los que comparto este planeta. Pero ahora resulta que el vecino también escucha a Led Zeppelin; realmente una catástrofe; una tristeza. Me ha echado a perder la semana. Ya no podré escuchar más a los Zepp. Qué va a pensar este sujeto que a medianoche canta canciones de metal, y que se asemeja más a alguien que está sufriendo de un terrible dolor estomacal que a un buen cantante. Se va a imaginar que le he igualado y que porque él los escucha ahora yo también. Pensará que padezco alguna clase de esnobismo. Jamás volveré a escuchar los gloriosos riffs de Jimmy Page sonando por toda la casa. Una lástima. Pero no todo está perdido, aún puedo escuchar otras cosas, a no ser que repentinamente también le nazca un amor por otras bandas que escucho.

Al diablo con el vecino, mañana Stairway to Heaven se escuchará por todo el vecindario.

viernes, 4 de enero de 2013

Brotes de felicidad


En un bosque en donde ningún ser humano ha estado, crece un pequeño fruto amarillo; se da en árboles de hojas marrones y tallos delgados que tienen espinas. No parece comestible ni agradable al gusto. Cuando este cae al suelo, permanece cerca de un mes sin un cambio, luego comienza a tornarse de un color azul metálico y finalmente se pudre. Donde desaparece el fruto crecen pequeños brotes con forma de espiral, brotes de felicidad. Si un ser vivo comiera alguno la felicidad lo invadiría en cuestión de segundos. Pero es ignorado, porque en apariencia se ve como un insignificante helecho que crece de la fruta podrida. Los animales que viven en el bosque prefieren las bayas y semillas que lucen más apetitosas.

Mis manos se odian


Por más que lo intento no puedo, simplemente no sucede. Mis manos se odian mutuamente. Intentar juntarles para generar un aplauso es imposible. Tengo que recurrir a métodos nada prácticos. Finjo un aplauso y hago ruidos con la boca que en nada se parecen a uno. Solo hago el ridículo. Hasta el momento es lo único que he podido hacer. Por motivos de la escuela estuve asistiendo a eventos en donde los aplausos eran requeridos con frecuencia. Y ahí estaba yo, acorralado, sin saber qué hacer, desesperado por la incómoda situación. Tengo que admitirlo: las focas y los simios son mejores que yo.