sábado, 2 de noviembre de 2013

Un viejo post...

Sombreros para sombreros
Es hora de comenzar a correr desesperádamente, parece que el sujeto del puesto de frutas ha decidido venir tras de mí. Al parecer se ha enfurecido porque suelo tomar de vez en cuando una pequeña e insignificante uva de su tienda. No era un gran daño, solo era una uva, además, ni siquiera eran hurtos consecutivos, solía hacerlo un mes sí y otro no. Jamás he escuchado de alguien que se haya ido a la quiebra por falta de una uva. No quiero imaginarme lo que me hará si logra atraparme. Tal vez logre perderlo si voy por el río, he escuchado que a los lugareños les da temor el agua, nadie sabe nadar en el pueblo. Estoy cerca, a los lejos se puede ver una balsa, o lo que queda de ella, pues sus condiciones son deplorables. Pero es la única salida, será mejor apresurarse. Al subir a la balsa me topé con un objeto inusual; con un sombrero de pinta singular. Parecía el sombrero de un mago, pero no de uno cualquiera, sino de un mago distinguido, y es que es fácil notar la calidad de sombreros que usan los buenos magos, cualquiera lo sabe. Podía vender el sombrero y hacerme de una buena cantidad de billetes, o quizá podría convertirme en mago, uno importante. el mejor de todos, capaz de sacar cien elefantes de un solo sombrero o de convertir un río en mar. Me conocerían con algún nombre extravagante probablemente de procedencia oriental. Viajaría por todo el mundo instruyendo a los demás magos y presumiendo de mis magníficas habilidades, enseñando trucos innovadores. Sería reconocido a lo largo de la historia como el mago más grande de todos los tiempos. Con las riquezas  que obtendría iniciaría un exitoso negocio de sombreros, los mejores y  más elegantes; sombreros para todo tipo de seres: para mimos, jirafas, dragones, dinosaurios, ancianos, aves. zorros, perros. Todos el mundo estaría incluido. Se harían sombreros con celdas solares, sombreros voladores, sombreros con propulsión a chorro. En la compra de un sombrero se regalaría un artículo de colección, un sombrero para sombreros, objeto único en su especie. Heredaría el negocio a mis hijos, quienes más tarde harían de él una empresa que fabricaría zapatos y eso los llevaría a la quiebra. ¿Quién en su sano juicio espera obtener ganancias de la venta de zapatos? El uso de zapatos es carente de importancia. Bien se puede andar descalzo, o con usar sandalias basta. Los sombreros en cambio, son especiales y distinguidos, dan un toque especial a quien los porta. Pueden evitar que alguien te robe las ideas y que el sol te cocine el cerebro, cosa de vital importancia. Incluso son efectivos para prevenirse de las palomas. Aunque tengo demasiada hambre, mejor venderé el sombrero y comparé un racimo de uvas con lo que obtenga. Ya puedo imaginarlo.

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