Con frecuencia utilizo arbitrariamente a las rocas como punto de comparación y de otras formas para una infinidad de situaciones debido a lo limitado de mi repertorio y a su versatilidad. La intención de este post es pedirles disculpas a las pobres rocas, pues seguramente se han ofendido por semejante atropello de mi parte. Jamás lo hice con esa intención. Prácticamente las podía utilizar para todo. Aquí unos ejemplos:
Podría encariñarme más con una roca que con cierto tipo de personas
Tienes el cerebro de una roca
Tengo la misma agilidad física de una roca
Podrías tener una charla más placentera con una roca que conmigo
Mi expresividad se limita a imitar a las rocas
Tu corazón es como el de una roca
Piensas tanto como una roca
Es duro como la roca
Roca
Una roca es un universo de inexpresividad
La mala suerte se remonta a tiempos ancestrales, cuando el primer ser unicelular tropezó con una roca minúscula.
Nunca he tenido la necesidad de ahogar mis penas en alcohol; con agua y una roca atada al tobillo ha sido suficiente.
No me gusta parpadear demasiado. Estoy desperdiciando instantes valiosos que podría emplear en esquivar rocas inesperadas.
Y aún hay más, de los cuales no tengo un registro. Mi más sincero sentir hacia las rocas, no lo hice con el afán de ofenderles.

Jaja me qué sencilla rocosidad, muy obvia pero divertida. :D Te leeré más seguido.
ResponderEliminarTenía que disculparme. No podía seguir así.
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