Ser fantasma era un trabajo que muchos deseaban. Los fantasmas parecían llevar una vida tranquila y feliz. La habilidad de ser invisible es una propuesta muy tentadora para muchos, además, los fantasmas gozaban de un buen sueldo y vidas aparentemente felices. Conozco personas que dejaron sus trabajos de toda la vida para dedicarse a eso de ser fantasma. Sí, todo parecía fantástico. Lo único que se tenía que hacer en el trabajo fantasmal, cuando mucho, era decir un simple buuh y hacer unas cuantas muecas. Las víctimas se asustaban con facilidad; salían corriendo despavoridas, como quien huye de las deudas. Hasta ese momento trabajar de fantasma parecía una ganga. Pero los tiempos cambian y las creencias también. El gremio fantasmal se ha visto afectado recientemente. La gente ha empezado a dejar de creer en los fantasmas, y por defecto, escasean las personas que les temen. Para un espectro, asustar a una persona hoy en día toma tintes de odisea. Ser fantasma se ha vuelto complicado; ya no es un trabajo bien pagado. Que la gente ya no crea en ti es desmotivador. Ahora los señores fantasmas tienen que buscar nuevas maneras de conseguir un poco de dinero para mantener a sus familias. Ser invisible de por vida ya no se torna tan divertido a la hora de buscar nuevos trabajos. Hace unos días me topé con un exfantasma que consiguió un trabajo indigno de anuncio flotante. Pobre. Debe ser difícil. Estos son tiempos de escasez. Así que si usted quiere ser fantasma, mejor piénselo dos veces, ser fantasma ya no es tan fácil.

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