viernes, 28 de diciembre de 2012

Mi zapato está llorando


No puedo caminar como solía hacerlo antes. Cada que doy un paso mi zapato derecho llora. Está quejándose, lo comprendo. Yo haría lo mismo si pudiera. Debe ser realmente desagradable cargar a alguien de mi condición por varias horas. El cansancio tiene que aparecer en algún momento. Seguramente está desesperado. No puede hacer nada, solo resistir. No hay escapatoria. Está condenado como todos los demás zapatos en el mundo. Esa tortura de la cercanía y roce con los pies humanos. Los calcetines reducen un poco el sufrimiento. Su libertad efímera llega por obra mía. De ahora en adelante andaré descalzo, no quiero que más zapatos sufran por mi culpa.

2 comentarios:

  1. Pero y si tu zapato te extraña, qué harás. A veces no sabemos lo que realmente somos hasta que dejan de utilizarnos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hablaré con él. Tal vez podamos llegar a un acuerdo que nos beneficie a ambos.

      Eliminar