sábado, 14 de julio de 2012

Dibujos desanimados

Es de mañana. Las cortinas se abren con el viento matutino. Los rayos de sol se cuelan y me atraviesan los párpados. Fantástico, hasta aquí ha quedado otro intento de dormir más horas. De cualquier forma, el calor no me habría dejado. El año pasado había pajarillos que cantaban todas las mañanas, ahora ni siquiera un gallo. Las sandalias, no están por ninguna parte. Han sido devoradas por un monstruo inexistente que habita debajo de la cama. Da igual, hay que sentir el suelo de vez en cuando. El lavabo no funciona, el grifo está atascado; no gira hacia ninguna parte, como esta mañana caótica. Al menos la regadera aún sirve. Hay dos hormigas que juegan en un tulipán, juegan a algo extraño que no comprendo, mientras me lavo los dientes a la intemperie. El baño se cae a pedazos, parece que hubiese sido construido hace milenios. Probablemente terminaré duchándome debajo de un árbol u oculto en la maleza si esto sigue así. Bebo un poco de leche y me hago un sándwich. Para qué rebuscarle tanto. En la televisión hay una serie de dibujos desanimados.  Prefiero observar a las ardillas saltar del techo de la casa hacia los árboles cercanos. El techo de la casa es camino de ardillas. Tierra, tengo los pies llenos de tierra, en dónde diablos han quedado las sandalias.

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