En este mes he escrito una buena cantidad de entradas, a comparación de la escasez de los anteriores. No sé cómo fue posible. Diecinueve hasta ahora. Hay algunas verdaderamente innecesarias, como esta, por ejemplo. Creo que tiene que ver con las vacaciones. Sin duda, habría pensado que los días de escuela me inspirarían para venir a redactar cualquier porquería. Quizá hablar un poco de compañeros con el cerebro de una roca; de profesores y su verborrea; de los perros que este semestre aparecieron en la escuela; del guardia de la entrada; de por qué dejé de utilizar el autobús de la escuela (el conductor solía poner música bastante desagradable). Pero no fue así. Llegaron las vacaciones y vine aquí a decir cosas que no tienen que ver con nada. Bueno, en su mayoría. A este ritmo de publicación de entradas, el blog se quedará calvo en poco tiempo, como decía un tuitero. Algo está claro, esta probablemente no sea la última entrada de Julio.
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