Hace ya cuatro años que sucedió. A veces lo olvido. No era un día especial, más bien era uno bastante común. Eran años de secundaria. No tengo malos ni buenos recuerdos de esa época. Fue una etapa decente, creo. Como todas las mañanas, había despertado temprano; tomado un baño; cogido la mochila y emprendido el camino hacia a la escuela. No era nada corto. Tampoco eran diez mil kilómetros. Llegué, tomé unas cuantas clases y fingí que aprendía algo para no echar abajo el sistema. Todo marchó normal. Hasta que llegó la última clase, la cual impartía un profesor que me parecía un mequetrefe. Entré primero, tomé un asiento, y vi una hoja tirada en el suelo, estaba en blanco, solo tenía una fecha escrita en una esquina. ¿Quién habrá desperdiciado un hoja para escribir solo la fecha? Algún desdichado, supuse. Entonces pensé que debía ser alguna especie de señal, extraña, claro. Arranqué el pedazo que contenía la fecha y me dispuse a envolverlo con cinta adhesiva, luego lo introduje en mi billetera. Es genial que no haya extraviado mis billeteras durante los cuatro años que he cargado el papelito. Podría haberlo perdido hace mucho. Planeo conservarlo cuanto me sea posible. De algo servirá. Quizá rompa un récord. Cuando inventen una máquina del tiempo, ya sé a qué fecha viajar.
martes, 26 de junio de 2012
sábado, 23 de junio de 2012
Es solo un resfriado
Vamos, un resfriado no es nada, digo en mi mente. No sé cómo he pescado este resfriado. Soy un pescador inexperto o mi caña de pescar es una verdadera porquería, o ambas. Es bastante molesto. Si mis horas de sueño no eran del todo sanas, ahora menos. No puedo dormir bien. Estornudo más veces de las que puedo recordar. Despierto cerca de cien veces por noche. Mi nariz está en un estado crítico. Respiro lo necesario para estar de pie. Además, hay un serio problema: mi dependencia a los ventiladores para poder dormir. Cuando se tiene un resfriado encima no es muy atinado dormir con ventilador, pero yo no puedo. El ruido es mi somnífero, pero el viento es un verdadero infierno para mi condición en estos instantes. Ya no me apetece tanto ir a dormir. Ahora tengo cierto terror. Los resfriados me ponen sentimental, me paso la mayor parte del día lagrimeando, como si tuviera algo mal en el corazón, pero es un resfriado, solo un simple y desdichado resfriado. He sobrevivido a una cantidad cercana a los mil resfriados, uno más no hará la diferencia.
miércoles, 20 de junio de 2012
La bicicleta verde
Yo tenía una bicicleta de color verde, recuerdo que era una de montaña. Solía ser una extensión más de mi cuerpo. Me volvió un ser que usaba sus pies solo para pedalear. Caminar ya no estaba dentro de lo normal. Iba a la tienda en bicicleta, hacía la tarea en bicicleta, comía en la bicicleta, dormía con la bicicleta. No tenía razón alguna para caminar, pues en mis manos tenía el objeto más maravilloso de todo el universo, hecho a base de dos llantas, un manubrio y dos pedales. Ingenioso. Nunca le puse un nombre, ninguno era el adecuado. Podría quitarle la magia. Era un bicicleta sin nombre. Alcanzaba velocidades mucho mayores a las de un Ferrari contemporáneo. Por donde sus ruedas pasaban, las rocas se hacían arena en cuestión de segundos. Incluso en ocasiones, solía despegarse unos cuantos milímetros del suelo, se deslizaba por el aire. Siempre he creído que fue un experimento extraterrestre, que por azares del destino, terminó en mis manos. Yo no medía las consecuencias al usarla hasta su máxima potencia. Solía pasar más tiempo tirado en el suelo, resistiéndome a llorar, que arriba de la bicicleta. No llevaba a acabo ninguna medida de seguridad. No usaba rodilleras, nada, absolutamente nada, ni siquiera casco. Por lo que mis rodillas se habían convertido en un autentico campo de guerra, ahora ya solo son un recuerdo de batallas pasadas. En mis manos aún tengo cicatrices. Aunque eso era algo intrascendente, pues yo poseía al medio de transporte por excelencia, no había necesidad de preocuparme por pequeñeces. El único problema es que uno crece, pero los objetos permanecen iguales, con algunas afectaciones a la vista por el óxido, pero nada grave. La dejé de usar. Incluso volví a usar mis pies para caminar. Caminaba para ir a la escuela, de regreso igual. Mi vieja amiga ya no cumplía los requisitos, era demasiado pequeña. Su diseño le pasó factura. Parecía que sus últimos días los pasaría arrumbada en una esquina, oxidándose hasta su muerte. Afortunadamente no sucedió así, mis padres la vendieron y quién sabe a dónde fue a parar. No sentí tristeza, ya que alguien más la traería de vuelta a la vida, a mi amiga, la bicicleta verde. Podría jurar que tenía vida, algunas veces la oí decir que odiaba la sopa de tuercas.
sábado, 9 de junio de 2012
No duermo de día
No me gusta dormir en el día. Así tenga sueño suficiente como para que mis fuerzas se concentren únicamente en evitar cerrar los ojos. Es una costumbre extraña que no sé en qué lugar habré adquirido. Pudo ser en otra vida. Incluso he llegado a los límites de, casi desnucarme en el asiento. No es agradable. El cuello termina doliendo. La cosa es que nunca me ha gustado dormir en el día. No es que tenga demasiadas cosas que hacer, o que no pueda. Parece un poco extraño, pero no sé cuál sea la razón. Prefiero la noche para hacerlo. Tampoco me gusta hacerlo temprano, me duermo relativamente tarde.
Esto está marchando mal. Las cosas podrían pintar mejor. En estos últimos días mi promedio de sueño ronda aproximadamente en las cuatro horas y media. Es preocupante. Es un milagro que aún siga vivo. Debería empezar a dar las indicaciones y peticiones para mi funeral.
Las ojeras se han adueñado de gran parte de lo que antes solía ser un rostro. Vivo con sueño. Cuando respiro, tengo sueño; cuando desayuno, tengo sueño; cuando almuerzo, tengo sueño; cuando hablo, tengo sueño; cuando duermo, cuando duermo sueño. Eso creo. No recuerdo lo que soñé ayer. Me perturba el hecho. Puede ser que ni siquiera haya soñado. Tal vez no he estado soñando hace días, o años.
Cómo diablos mantendré vivo mi espíritu. Me convertiré en una especie de zombie. Tengo que aumentar mis horas de sueño antes de que mi comida favorita sean los cerebros humanos. Pero me rehúso a dormir durante el día. Me parece desagradable. Ya lo he intentado y en lugar de despertar con energías y de buen humor, despierto en un estado deplorable y con ganas de destrozar el primer objeto que se me atraviese en la vista. Quizá deba dormir en periodos cortos, tal vez cada veinte minutos tome pequeñas siestas de cinco. Esto debe ser a causa de la escuela, será mejor esperar a que termine el semestre, ya falta poco, tal vez solo me hacen falta vacaciones. Puedo irme a la cama tarde y cumplir aún así, mis ocho horas de sueño. Puede que después de todo, esto no sea tan grave. Creo que he estado exagerando las cosas. ¿Las ovejas? Esas son patrañas.
Esto está marchando mal. Las cosas podrían pintar mejor. En estos últimos días mi promedio de sueño ronda aproximadamente en las cuatro horas y media. Es preocupante. Es un milagro que aún siga vivo. Debería empezar a dar las indicaciones y peticiones para mi funeral.
Las ojeras se han adueñado de gran parte de lo que antes solía ser un rostro. Vivo con sueño. Cuando respiro, tengo sueño; cuando desayuno, tengo sueño; cuando almuerzo, tengo sueño; cuando hablo, tengo sueño; cuando duermo, cuando duermo sueño. Eso creo. No recuerdo lo que soñé ayer. Me perturba el hecho. Puede ser que ni siquiera haya soñado. Tal vez no he estado soñando hace días, o años.
Cómo diablos mantendré vivo mi espíritu. Me convertiré en una especie de zombie. Tengo que aumentar mis horas de sueño antes de que mi comida favorita sean los cerebros humanos. Pero me rehúso a dormir durante el día. Me parece desagradable. Ya lo he intentado y en lugar de despertar con energías y de buen humor, despierto en un estado deplorable y con ganas de destrozar el primer objeto que se me atraviese en la vista. Quizá deba dormir en periodos cortos, tal vez cada veinte minutos tome pequeñas siestas de cinco. Esto debe ser a causa de la escuela, será mejor esperar a que termine el semestre, ya falta poco, tal vez solo me hacen falta vacaciones. Puedo irme a la cama tarde y cumplir aún así, mis ocho horas de sueño. Puede que después de todo, esto no sea tan grave. Creo que he estado exagerando las cosas. ¿Las ovejas? Esas son patrañas.
lunes, 4 de junio de 2012
En blanco
¿Cómo dice? Es muy difícil elegir, creo que yo no me inclinaría por ninguno, ambos tienen sus ventajas y desventajas. Sí, yo pienso igual. No, no tengo sueño. Así es, adivinó, esto no está en blanco.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

.jpg)
