La ciudad es un demonio con olor a cigarro; un lobo a la espera de carne fresca; una roca esperando a alguien a quien derribar; un anzuelo en espera de un pez; un abismo en espera de un incauto; una mezcla de paraísos difusos e infiernos anubarrados. La ciudad es un fantasma que al menor descuido te jala los pies.
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