miércoles, 17 de julio de 2013

Ninguna lágrima es eterna


No hay lágrima que dure para siempre. Ninguna lágrima es eterna, todas terminan por perecer, algunas de formas más escandalosas que otras, pero al final, ni una sobrevive. La esperanza de vida de esas pequeñas gotas de sal y sentimiento no es muy buena que digamos. Algunas se deslizan por las mejillas y terminan por deshidratarse antes de llegar al suelo, y las que logran llegar no sobreviven a la fatal caída, y hay algunas más desafortunadas, sí, aquellas que mueren en un pañuelo o un pedazo de papel, según sea el caso. He visto a la lágrima más poderosa sucumbir ante los rayos del sol. Algún día el sol nos pegará tan fuerte que nos vamos a evaporar. No hay lágrima que sea eterna, no hay espíritu inquebrantable